Una mujer denuncio que fue victima de abuso sexual nadie hizo nada. El Ministerio de Defensa dijo que investigara el caso.
El Ministerio de Defensa de Nacion investiga la denuncia de una marinera, que trabajaba en la cocina de la Base Naval de Ushuaia y denuncio un abuso sexual el cual fue cajoneado durante diez años. No es el primer caso investigado ya que hace un tiempo otra denuncia del mismo tenor ocurrio en la misma Base (ver).
“Jodete, seguro vos lo provocaste”, “si hizo eso, sentite contenta que es porque sos linda”, “no importa lo que pasó: no vamos a perder un infante por una marinera”. Esos son sólo algunos de los comentarios que Nadia -pide ser llamada así para preservar su verdadera identidad- dice que debió soportar en la Armada luego de haber sido acosada sexualmente por un superior en Ushuaia.
Cuenta que ni su marido conoce la historia completa, pero que leer lo que le pasó a Lucía, otra joven que en junio pasado contó que fue víctima de un abuso dentro de la Base Naval (ver), removió una etapa oscura de su vida y la motivó a hablar y exigir justicia.
Según denuncia, lejos de contenerla tras esta situación, fue condenada y hostigada por jefes y compañeros.
Su caso incluye tres intentos de suicidio y una salida de la Fuerza polémica. “Me dieron la baja estando embarazada de ocho meses”, asegura. Desde el Ministerio de Defensa aseguraron que revisarán el caso.
Pasó casi una década. Nadia recuerda que una madrugada un infante 20 años más grande que ella, casado y papá de tres chicos, se le abalanzó y la forzó.
“Ocurrió un fin de semana de 2007 en el interior del RIM (Regimiento de Infantería de Marina) de Ushuaia. Yo volvía de mi franco y pasé por la guardia para avisar. Cuando salí de ahí, noté que un superior me seguía”, cuenta la mujer que era marinera, tropa voluntaria, y trabajaba como ayudante de cocina en la Base Naval.
“Apuré el paso hacia el alojamiento femenino. Me empezó a llamar por mi nombre pero no hice caso, ya me habían advertido que era un baboso”, agrega Nadia.
En las escaleras, que ella debía subir para llegar a su habitación, el hombre la alcanzó y la agarró de la cintura. “Me frenó y me dijo que no fuera tan apurada, que me quería hablar. Yo le saqué la mano y me adelanté. Pero, ya en la puerta de mi cuarto, me arrinconó y se me tiró encima”, cuenta entre lágrimas. Se acuerda de ese momento y se enoja con ella: “por sumisa, por tardar en reaccionar, por no gritar lo suficiente”. Explica que no supo, que no pudo. Que solo atinó a empujarlo. “Yo era delgada, no tenía tanta fuerza. Él era un pulpo, no paraba de tocarme y me pasaba la lengua por la cara. Yo lo corría con un brazo y con el otro intentaba abrir la puerta de mi habitación. Lo único que quería era que me dejara”, relata.
Tras el episodio, lo primero que hizo fue ducharse -“me daba mucho asco mi cuerpo”, cuenta- y llorar. Al día siguiente, se fue a la base a trabajar angustiada y lastimada. “El forcejeo fue tremendo. En un momento me agarró fuerte de las muñecas. Por eso, después me dolían tanto las manos que no podía levantar las ollas”, sigue. Le consultó a un suboficial si sabía de un alquiler barato, porque no quería pasar una noche más en el RIM. Y, cuando éste le preguntó por qué quería irse, ella se quebró y le explicó. En pocas horas, el oficial de guardia se enteró de lo ocurrido y la citó. “Me dijo que quería escucharlo de mi boca: yo le relaté la secuencia y me respondió que no podía ser y que yo me había confundido”, dice Nadia. La situación empeoró cuando el caso llegó al jefe del RIM que, según ella, le aseguró que no iba a perder a un infante por una marinera, “sin importar lo sucedido”.
Nadia se mudó a la casa de unos tía de Ushuaia. Mientras, siguió trabajando y le anunciaron que iban a iniciar una investigación interna que, asegura, nunca prosperó. Fue por eso que se acercó a la Comisaría de la Mujer y formalizó la denuncia. Pero a los pocos meses consiguió un pase a Buenos Aires y abandonó la causa.
La trasladaron al edificio Libertad, en Retiro, donde se encontró con cientos de hombres con uniformes que le recordaban a su abusador. “Eso me arruinó y empecé a tratarme con psicólogos y psiquiatras que optaron por darme medicación y varias licencias. Tuve ataques de pánico, depresión y tres intentos de suicidio”, resume Nadia, que luego conoció a su actual pareja y quedó embarazada. En 2010, pocas semanas antes de parir, recibió la baja. “Tenía tantas ganas de dejar la Armada que no reclamé nada. Pero siento bronca, porque sé que mi acosador no sólo sigue en servicio sino que fue ascendido. Él está mejor y yo no tengo paz”.
poco tarde espero que hagan algo
ResponderBorrarComo es que tenian el dicho estos milicos cagones y violines... algo habra hecho..que hdp
Borrarhaber trump, puede tirar la primer bomba atómica en argentina?
ResponderBorrargracias
ESA GENTE TODAVIA ESTA EH!!! PASADOS A RETIRO PERO ESTAN ... AVERIGUEMOS
ResponderBorrares tarde,la jisticia en este pais no funciona, que le meta un tiro en la cabeza, a esa clase de gente hay borrarla de la tierra
ResponderBorrarNo importa tanto lo tarde que sea, para estas cosas nunca es tarde, hay que decirlo, sacarlo de adentro para poder sobrevivir y no importa tanto la condena posible hacia el abusador, sino la liberación de la víctima, que no digo que se consiga de esa sola forma, pero por lo menos puede empezar así. Ojalá todas las mujeres denunciaran estos hechos, aunque sea treinta años después, porque si los delitos para la justicia ya prescribieron, para ellas lamentablemente siguen vigentes.
ResponderBorrarCHE EL TIPO ESTE ANDA SUELTO POR USHUAIA COMO SI NADA??? NO SERA EL QUE MANOSEA A LA PIBAS EN EL CENTENARIO?? CUANTOS MILICOS DE MIERDA ANDAN SUELTOS NO?? CONTANDO A ARCANDO TAMBIEN .. JAJA
ResponderBorrarQue ponga nombre apellido si don así escrachanlo por mílicos marico
ResponderBorrarEs tan hdp el que acoso como el que tapo esto. Una verguenza
ResponderBorrarQuiero ver crónica las noticias de cuando estos mal paridos paguen por el daño que han echo
ResponderBorrarSolo eso? No hay nombre ni algun dato ni nada ?...como safan del escrache estos tipos..lo que es tener un buen cargo en la marina
ResponderBorrarSi estos son hombres de la marina, entonces para que existe la fuerza. Deberian mandarlos a casa y a buscar laburo.
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